jueves, 12 de noviembre de 2009

Microrrelato

Esta es la historia de dos hombres con vidas totalmente distintas pero con una característica en común.

Todo comienza en la habitación de un hospital donde descansaba un hombre humilde y trabajador, llamado Juan, y a la cual llegó un hombre rico y quejica, llamado Dean.

Ambos estaban pasando la misma enfermedad: el cáncer. Al principio su relación era muy distante pero con el paso de los días, la quimioterapia y sus consecuencias comenzaron a sentir más empatía el uno con el otro y a tomárselo con humor.

Durante todo este tiempo ambos lo pasaron muy mal pero el cáncer iba avanzando, y una mañana Dean descubrió a Juan redactando una lista, pero ¿sobre qué?

Al principio Juan la escondió, la arrugó e incluso casi la rompe pero cuando Dean logró encontrarla descubrió que era una lista sobre las cosas que le gustaría hacer antes de morirse ¿quién no se ha planteado alguna vez una lista así? Pero Juan, a diferencia de Dean, tenía a su familia que quería pasar los últimos días de la vida de este con él. Así que lo veía como un imposible, pero Dean no aceptó su negación y ya que este era rico podía cumplir esa lista además de añadir sus propios sueños a ella.

Así que un día ambos comenzaron a cumplir esa lista de deseos: navegaron por el Nilo, se sentaron en la cúspide de una pirámide egipcia, comieron shusi en Japón y merendaron un crêpe frente a la Catedral de Notre Dame en París, practicaron submarinismo, y mil cosas más pero hubo solo un sueño que no pudieron cumplir y el más deseado, al menos por parte de Juan, subir al Himalaya y como sus fuerzas empezaron a debilitarse decidieron volver a casa. Juan con su familia y Dean a su soledad materialista puesto que era demasiado orgulloso.

Los días pasaban pero un día el teléfono de Juan sonó y nadie contestó. Poco después, Dean descubrió que Juan había muerto y este decidió tragarse su orgullo y egocentrismo y reconciliarse con su familia porque de nada le servía tanto orgullo si finalmente se veía sólo.

Finalmente, Dean murió a los pocos días que Juan y las cenizas de ambos fueron depositadas en la cúspide del Himalaya, pero lo más importante es que aunque le quedasen seis meses de vida a ambos estos fueron felices durante esos seis meses en los que cumplieron sus sueños, que muchos en toda una vida no cumplirán. Y finalmente, esa lista pudo ser cerrada en la cúspide del Himalaya y allí quedó enterrada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario