martes, 8 de diciembre de 2009

Artículo de Opinión. LA ELECCIÓN DE LA EUTANASIA

A quienes critican y luchan contra la eutanasia ¿se han puesto alguna vez en el lugar de las personas que eligen que se le practique la eutanasia? ¿Han pensado alguna vez en el sufrimiento que esas personas que se encuentran enfermas terminales están sufriendo? ¿Dónde empieza el egoísmo y donde acaba la elección del propio paciente enfermo? Todos tenemos derecho a una muerte digna sí, pero también querida por quien padece sufrimiento puesto que todos tenemos derecho a disponer de nuestra propia vida y libertad. Se reivindica mucho la lucha por la vida, por buscar otras alternativas pero si quien elige esta opción son enfermos que no tienen una vida propia, que en lugar de buscar la felicidad tan sólo padecen un sufrimiento atroz ¿por qué negarle esa opción? Se piensa que quienes eligen como última opción la eutanasia son egoístas, pero por qué ¿Por el sufrimiento que le van a producir a sus familiares?, ¿porque ya no les van a poder cuidar durante el resto de su vida mientras están postrados en una cama? Acaso no es de ser más egoísta el dejar que la persona que esté enferma (y que elige morir) se pase años y años en una cama mirando cómo pasa el tiempo y esperando que algún día le llegue la muerte simplemente por el hecho de que los demás quieren que esté ahí, sin poder levantarse, sin poder hacer su vida, teniendo a alguien que dedica íntegramente la suya por cuidar a esa persona. Es cierto que si alguno nos viésemos en la situación del familiar también querríamos que la otra persona permaneciese con vida todo el tiempo posible porque la necesitamos, porque la queremos, pero realmente ¿lo haríamos por nosotros mismos o por la otra persona? ¿No seríamos nosotros los egoístas, y estaríamos coartando el poder de decisión de la otra? Precisamente eso es lo que defiendo en este artículo, nuestro propio poder de decisión sobre nuestra vida a elegir continuarla o cortarla sin que otras personas influyan moral o “egoístamente” en ella. Y además, acaso es justo que ya no sólo tu familia sino el poder de un gobierno ¿pueda elegir si tú puedes morir o no? Dónde se encuentra entonces ese derecho a disponer de nuestra propia vida, libertad y autonomía individual.

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